Nunca hasta ahora había leído el Amadís de Gaula. Cuando Berta Márquez, la editora, me llamó para ofrecerme una adaptación al cómic y me leyó una lista de libros, no me lo pensé dos veces. Dije “¡el Amadís!”, sin ser consciente del embrollo en que me metía.

Esa misma tarde encargué el libro a mi librero, Eduardo, y me dediqué a bucear por internet, tratando de buscar algunas versiones en formato electrónico. Conforme iba descargándome documentos, y sobre todo después de recibir los dos volúmenes en papel (¡1800 páginas, incluyendo notas!) fui tomando conciencia de que aquello no iba a ser un simple paseo literario. Ya había hecho la adaptación al cómic de Romeo y Julieta y sentí que la técnica que utilicé para dividir esta obra en escenas, mantener todos los personajes y seguir la secuencia narrativa no iba a ser posible.

Me concedí una semana de lectura antes de dar una respuesta definitiva. Varias veces pensé en llamar a Berta y confesarle que me sentía incapaz de resumir en 30 páginas de cómic una historia como aquella. Solo los ánimos de mi amiga Palma (profesora de Literatura, que sin duda me sobrevalora) me hicieron aceptar el reto. Dejé pasar el tiempo y no llamé a Berta. Dediqué semanas a subrayar, a tomar notas, a confeccionar un índice de personajes.

Entretanto, Berta me había comunicado que la ilustradora del cómic iba a ser Emma Ríos. Busqué su obra en Internet, me encantó y me puse en contacto con ella, para informarle de que aquella adaptación iba a ser más compleja de lo que yo suponía (y probablemente, ella). El tiempo corría, yo no lograba encontrar la “fórmula” para realizar una adaptación digna y, entretanto, Emma “se conformó” con descripciones de los personajes, del entorno y los símbolos que los caracterizaban, realizando sus primeros bocetos. Emma se mostró en todo momento comprensiva y colaboradora. Antes de recibir una primera entrega, intercambiamos muchos correos y llamadas para ir ajustando el entorno gráfico. Sospecho que ella debió pensar que yo andaba dilatando la adaptación con algún otro encargo. ¡Pero no! Mi dedicación al Amadís fue exclusiva durante esos meses, lo que incluyó una visita a la exposición que la Biblioteca Nacional organizó con motivo del sesquicentenario de la edición del Amadís, más la lectura de otros estudios críticos sobre la obra.

En realidad, trasladar la historia del Amadís a 30 páginas de cómic es imposible. Conforme avanzaba en la lectura, crecían las notas y se embrollaban los subrayados fui encontrando “la solución”, que no era otra que renunciar a realizar una adaptación narrativa para realizar otra que se centrara en el personaje y su entorno legendario. No se trataba de contar las hazañas del Amadís de Gaula, sino introducir al personaje Amadís de Gaula.

Así, la obra está dividida en dos partes. La primera trata de los orígenes de Amadís, su infancia y su vida hasta que es armado caballero: los amores secretos de sus padres, el rey Perión y la princesa Elisena, el abandono del niño en una barca hasta que es encontrado por Gandales, la crianza en compañía de Gandalín, la llegada de la niña Oriana, el nacimiento y el posterior secuestro de su hermano Galaor por parte del gigante Gandalás, la formación del carácter de Amadís como caballero andante, el descubrimiento de que Perión y Elisena son sus padres… Esta primera parte sigue la estructura narrativa del cómic.

Una segunda parte del libro rompe esta estructura narrativa y se convierte en descriptiva. La historia del Amadís quedaría incompleta sin conocer el papel que tuvieron otros personajes como Oriana, Galaor, Urganda la Desconocida y Arcalaús el Encantador. Así, reservé para cada uno de estos personajes una doble página, en la que se describen de forma somera su papel en el conjunto de la obra, para volver a continuación a una estructura narrativa en la que se contasen un par de episodios más de la vida de Amadís, ya adulto, su transformación en Beltenebros y la conquista del Verde Espada, y la lucha contra el Endriago, para acabar narrando la boda de Amadís y Oriana y el nacimiento de Esplandián, que da origen a la saga literaria que conocemos.

Toda adaptación es un riesgo, y esta lo es por más motivos todavía. Fuera de las 30 páginas del cómic han quedado cientos de personajes, increíbles escenarios y aventuras feéricas que han hecho del Amadís un referente en la literatura post-medieval. Quien tenga la paciencia de leer el texto de Garci Rodríguez de Montalvo y las magníficas notas del profesor Cacho Blecua, espero que disfrute asombrado, como yo lo he hecho, de una obra que con toda razón contribuyó a la locura de Don Quijote.El riesgo de este trabajo ha sido compensado con mucho por la oportunidad de analizar a fondo la obra, al menos como he sido capaz de hacerlo. Pero también, y sobre todo, por el trabajo lento, paciente y detallista de Emma Ríos. He disfrutado con sus primeros bocetos, con su avidez por la documentación histórica e icónica, con la personalidad de que ha ido dotando a sus personajes en el cómic (¡una tarea nada fácil!), y con el reto de dotar de carne y sangre a sus dibujos, tanto humanos como de gigantes y de monstruos.

A ella, pero también a Berta, debo agradecer por último la paciencia que mostraron con mis retrasos a la hora de entregar el guión completo de la adaptación. Por supuesto, los errores que cualquiera pudiera apreciar en este cómic son solo míos.


¿Quieres conocer “la cocina” del Amadís? (Y mi admiración, al ver cómo un texto se convierte en una ilustración…)

> La ‘cocina’ del Amadís