El arranque de la novela parte del clásico manuscrito (mecanografiado en este caso) encontrado: el autor compra en el Rastro unas viejas cartas que, a medida que va pasando el tiempo y las va leyendo más detenidamente, subyugan e inquietan al comprador, al autor. En ellas se cuenta, en verso, una historia de apasionado amor, «cómo, por amor, una mujer mata a su marido» y sólo es castigada por ello con el destierro.

Obsesionado con la historia apuntada en los textos poéticos ”hermosos, por cierto”, el autor inicia la búsqueda de los personajes y la reconstrucción de la historia de Elena y Pablo. «Me basta” escribe ”con saber que Elena y Pablo pudieron existir, y que entre estos dos amantes puede haber un pacto de amor en el que no importa la muerte porque cualquiera de ellos puede vivir en la memoria del otro».

Muchas preguntas se va haciendo a lo largo de la narración, con la duda como norte pero con el ofrecimiento al lector de claves, supuestas o intuidas ”«¿Existieron de verdad Pablo y Elena, aunque sus nombres fueran fingidos? ¿Fue este un episodio secundario en el trasfondo del contrabando y tráfico de armas hacia los maquis después de la guerra?»...”, que permiten una reconstrucción, no sabemos si real, sí, desde luego, de extraordinaria fortaleza y atracción. Siempre quedarán prendidas en la duda las mismas preguntas que se hace al final, con ese sesgo metaliterario que aclara no pocas fórmulas a la hora de escribir, del hecho creativo en sí: «¿Cuáles son los límites de un escritor a la hora de construir una historia? ¿Puede la ficción ser más poderosa que la realidad, o es al revés?».

Sea como fuere, lo cierto es que nos encontramos ante una novela muy interesante y atractiva, cuyo escenario ocupa los años siguientes a la finalización de la guerra civil y dibuja aquellos «tristes tiempos» de la Galicia de posguerra que, como en todas las guerras, suponen una verdadera convulsión. Pero incluso en ellas surgen multitud de historias “historias de amor” que lo ennoblecen, que nos golpean y conmueven.

Intercalados los textos poéticos hallados en la narración que recompone y reconstruye la historia, el lector se encuentra con una novela original, muy trabajada y atrevida en sus planteamientos. Resulta, en su medida brevedad, de extraordinaria capacidad par contar con sencillez cercana y naturalidad cuidada. Buena conjunción para conseguir la limpieza narrativa tan deseada. No defraudará a los lectores, que tienen la posibilidad de encontrar en estas páginas la mirada nueva de un narrador que conoce muchos secretos del oficio. Se la recomiendo.

Alfonso García