Ricardo Gómez es conocido, sobre todo, en su faceta de escritor de literatura infantil y juvenil. Aunque hay que decir que tiene varias obras de literatura para adultos, es en la LIJ donde encontramos buena parte de su obra, con títulos tan memorables, como Ojo de Nube, que lo hacen imprescindible en el currículo escolar de cualquier alumno de Primaria que quiera disfrutar con literatura de verdad.

Pero con ser bueno en la gran literatura dirigida a los más pequeños, a 

mí me gusta más en la gran literatura escrita en pequeñas dosis: los cuentos.

Hace algunos años tuve el placer de leer su impresionante recopilación de 

relatos de 7x7 Cuentos crudos, también en ediciones SM y descubrí que es aquí donde Ricardo Gómez proporciona altas dosis de placer a quienes amamos este género literario, tan denostado por algunos críticos, pero que muchos pensamos que está al mismo nivel que una novela larga. Obviamente me refiero a que están al mismo nivel un buen relato y una buena novela.

Y los relatos de Ricardo Gómez, y esto no lo digo porque me considere 

amigo suyo, sino más bien su más humilde admirador, no dejan de impresionarme nunca por su calidad literaria, por su imaginación, por sus numerosos registros, por su capacidad para sorprenderme en todos y cada uno de ellos, por sus finales abiertos…

En Tras el cristal nos encontramos una recopilación de once relatos 

escritos por Ricardo Gómez a lo largo de los años (algunos de ellos, como él mismo confiesa, cuando ni siquiera su fin principal era la escritura y su ocupación principal era la de profesor de Matemáticas). Algunos de esos relatos los remitió a determinados concursos y terminó ganando. Poco a poco, lo que era una simple afición se convirtió en su principal razón de ser.

No podría decir cuál de los once relatos me ha impresionado más, pues ya 

el primero de ellos, el que da título genérico al libro, Tras el cristal, es toda una declaración de intenciones que nos deja con la boca abierta y haciéndonos multitud de preguntas.

La manera de tratar Ricardo Gómez temas como la muerte, la xenofobia, el 

alzhéimer, la violencia… nos descubre que para las mismas palabras, para los mismos temas, para los mismos sentimientos hay mil formas de decir las cosas. Y Ricardo Gómez las dice de forma diferente. Y bien.

Sin embargo, si tengo que elegir uno entre once por su capacidad de 

sorpresa, de novedad, de originalidad… ese es “Termurio”. ¿Saben ustedes que es un “termurio”? Yo tampoco, hasta que leí Tras el cristal. Y les puedo decir que no existe una mejor palabra en el mundo para definir lo que significa “termurio”. Y eso que el término de marras aún no está en el diccionario. Aunque todo se andará.