-

Dicen en el folleto editado durante el verano de 2008 los lectores de la tertulia (a quienes saludo y doy las gracias):

Para leer este libro hay que estar dispuesto a descubrir realidades que escuecen. Ya Ricardo Gómez lo advierte en su título: son historias crudas, sin condimentos que enmascaren el sabor y el dolor de la vida cotidiana en lugares tan cercanos o tan lejanos como nuestras conciencias nos permitan considerar.

Beirut, el Sáhara, Bagdad… son escenarios de muerte, de abandono, de injusticia. Sin embargo, los protagonistas tratan de cocinar su día a día en el fuego lento de su esperanza. La vida fluye también, y se humaniza con la mirada de un perro, el juego de unos niños o el arrepentimiento de un fantasma.

Las ilustraciones no ceden un ápice de protagonismo a las palabras. Ambas van tejidas magistralmente con el lápiz y el pincel de Juan Ramón Alonso, quien nos brinda toda su paleta de colores, matices y texturas fundidas entre fotografías de gran belleza, para impregnarnos de la crudeza y la ternura que se dibujan entre líneas.

La ironía y el humor del absurdo ayudan a interrogar esas y otras realidades desde el lado menos dramático de la verdad pero, en definitiva, son relatos para comérselos con los dedos, sin más intermediario que el hambre de compasión.


> Volver al libro