Tenemos entre manos una obra muy especial; tanto por su contenido (siete historias “crudas”, aunque hay dos más “cocidas”, todas ellas ilustradas mezclando técnicas por la mano artista de Juan Ramón Alonso) y por su continente (un libro formato álbum de exquisito diseño).

Son relatos de supervivencia, miradas sobre realidades difíciles de lugares en guerra o marcados por conflictos; lugares en los que la gente intenta simular una vida normal. Beirut, los campos de refugiados saharauis, Irak, Un país asiático, supuestamente Campoya, donde las minas mutilan o matan a sus habitantes, son algunos de estas geografías sobre las que el autor construye estos relatos con fuerte sustrato emocional. Luego, hay tres historias más de tono distinto; una, que nos lleva a la prehistoria del hombre, cuando la disyuntiva era cazar o ser cazado; otra de fantasmas, de hombres condenados a expiar sus “pecados” después de muertos; y la última, una situación absurda llevada hasta sus últimas consecuencias para “ilustrar” el sinsentido de nuestra sociedad de la opulencia.

Pero a pesar de ser “crudos”, descarnados, realistas, estos cuentos están poblados de “héroes” empeñados en vivir lo mejor posible. El autor no renuncia a la ternura, al humor o a la ironía en estas narraciones literaria y humanamente bellas, aunque duras. Para cada historia, Alonso ha elegido un tratamiento visual mezclando con asombrosos resultados la fotografía, la pintura o el dibujo a carboncillo. Una verdadera maravilla para lectores de cualquier edad.


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