_Profesor de Matemáticas durante mucho tiempo, Ricardo Gómez abandonó el

mundo de la enseñanza para dedicarse a la literatura. Comenzó escribiendo para adultos, obteniendo en este ámbito los primeros premios de su carrera literaria. Publicó luego algunos libros de divulgación científica; y pasó enseguida a escribir libros destinados a los niños y a los jóvenes, con los que ha obtenido ya alrededor de una docena de prestigiosos galardones y, lo que es más importante, el favor de los lectores.Peonza ha seguido con atención su trayectoria y ahora quiere preguntarle sobre su escritura y sobre la literatura en general._

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_1.- La necesidad de crear es uno de los principales impulsos que mueven

al ser humano. En tu caso, ¿con qué intención?, ¿qué encuentras en la creación literaria?_

Solo tenemos una vida, que es corta y en ocasiones insustancial. Creo que fue Coetzee quien definió la idea de la facultad compasiva de la literatura, de esa posibilidad de ponernos en contacto con situaciones y personajes que nos ayudan a expandir nuestras experiencias mentales y afectivas. Creo que al escribir busco lo mismo que en la lectura: la posibilidad de entender un poco más del mundo y, en particular, del alma humana. Leer y escribir son dos actos en espejo; siempre que uno lee está rescribiendo el espacio imaginario que creó el autor y, a la recíproca, cuando se escribe se mezclan vivencias propias y elementos literarios ajenos: personajes, escenarios de novelas o películas… Por lo demás, encuentro placer al escribir y soy consciente del privilegio, y de los riesgos, que significa intentar vivir de ello.

_2.-Durante mucho tiempo trabajaste como profesor de Matemáticas; también,

en temas de divulgación. ¿Qué te llevó a dar el paso de los números a las letras? ¿Qué ha aportado la formación matemática a tu escritura?_

Siempre he dicho que he vivido en el mundo de las letras, porque desde muy niño aprendí a leer y disfruté tanto de lo que me leían como de lo que leía por mi cuenta, y la lectura ha sido durante toda mi vida uno de mis placeres. También lo he comparado con alguien que se pasa años disfrutando en el borde del mar, jugando con las olas, buscando piedras en la orilla, admirando los restos que llegan a la playa o soñando con viajes… hasta que un día decide comprarse un barquito y echarse a la mar y disfruta primero con paseos de cabotaje y luego con los viajes de altura. No podría decir qué ha aportado mi formación matemática; supongo que una determinada visión del mundo. Lo mismo que le proporcionará a un médico o a un músico: claves para entender de cierta manera lo que nos rodea. Quizá, cierto rigor. Tal vez, la idea de que todo reto intelectual merece la pena. A veces, en el nudo de una historia, cuando no sé bien qué desenlace va a tener una historia, lo comparo con la resolución de un problema que hay que meditar, hasta buscar la solución más satisfactoria.

_3.- ¿Cómo te surge la idea de escribir un libro sobre un asunto

determinado?_

Un libro tiene un largo proceso de maduración, antes de escribir una sola línea. Supongo que la idea germinal, lo que se puede llamar “el deseo inspirador”, surge en un instante preciso, del que se podría dar lugar, fecha y hora, pero esa pequeña llama hay que avivarla durante semanas e incluso meses. Tengo cuentos o novelas de las que sé en qué momento surgieron: en un viaje, al escuchar una noticia, al sentirme retado por otro autor, por un cuadro, una música o un personaje literario… De otras historias no podría hablar de un momento concreto, sino de amalgamas de impresiones y deseos que ponen en marcha un motor de búsqueda. Podría dar ejemplos concretos de cada caso. ¿Qué siente un barítono cuando canta el tercer movimiento del Requiem de Brahms? ¿Qué historia se puede recrear cuando uno sabe que la cuna de la escritura occidental, Mesopotamia, ha sido arrasada por las bombas?

4.- ¿Qué proceso sigues a la hora de elaborar el esqueleto de una novela?

Creo que mis novelas se desarrollan alrededor de personajes, lo que puede parecer una trivialidad, pero es que creo que a mí me interesa más el protagonista, sus relaciones con los demás y el mundo y la época en que vive, que la trama en sí misma. El argumento de mis historias se desenvuelve a partir de lo que sienten, piensan o quieren mis protagonistas, y el escenario que construyo para ellos al comienzo es mínimo, aunque cuando me siento a escribir ya están poblados de detalles. El período de maduración de una novela tiene que ver con este encarnamiento de los personajes, hasta que son humanos y pueden tomar decisiones por sí mismos. Al escribir, yo les observo, les acompaño en el camino, ando un poco por detrás de sus pasos. En este sentido, trabajo la novela sin un guión previo; practico la llamada “escritura de brújula”, en la que conozco más o menos el camino que voy a recorrer, y uno de los placeres es ir alumbrándolo con mi linterna al mismo tiempo que el lector, imaginar escenas que no pensé cuando comencé a escribir…

_5.- ¿Cómo llevas a cabo la construcción de tus personajes? ¿Te apoyas,

para su construcción, en personas que conoces?_

Soy muy limitado y carezco de la imaginación necesaria para extraer algo de la nada. Creo que la mayoría de mis personajes están inspirados en algo o alguien real, aun cuando su realidad no me permita invitarlos a merendar en casa, por limitaciones espaciotemporales. Si hiciera un repaso sistemático de mis novelas y cuentos diría que casi todos mis protagonistas tienen un referente de carne y sangre, aunque estas personas no sepan que inspiraron mis historias. Incluso la tortuga de La selva de los números existió realmente, y vivió en mi casa cuando mis hijos eran pequeños. De otros personajes tengo sus teléfonos móviles y charlo con ellos o los veo con frecuencia.

_6.- ¿Cuál de tus libros ha tenido mejor acogida entre los lectores? ¿Y

entre la crítica especializada? ¿Cuál de ellos te ha proporcionado mayor satisfacción en el momento de escribir?_

Si hablamos en términos cuantitativos, diría que uno de los mejor recibidos ha sido Ojo de Nube, pero he leído bastante sobre literatura para saber que ni el número de ejemplares ni el favor de la crítica son lo que determina la perdurabilidad de una obra, ni en último extremo su calidad. Diría que todos mis libros los he escrito y los he dado por terminados cuando me he sentido satisfecho de ellos. Tengo el privilegio de elegir tanto el tema como el ritmo de mi escritura, de modo que disfruto de todos, y tengo varias historias en el cajón porque la historia o sus protagonistas dejaron de proporcionarme placer.

_7.- Ojo de Nube es un canto a la naturaleza y a la superación personal.

Encontramos también tu preocupación por los diferentes y los marginados. ¿Qué te impulsó a escribir este libro?_

Yo crecí con historias de indios. En tebeos, novelas o películas de televisión, y más adelante de cine, los indios eran un tema recurrente, y en la calle jugábamos a indios y americanos. Al cabo del tiempo, uno comienza a desmitificar historias que eran contadas desde una perspectiva que podríamos llamar imperialista, donde unos eran los buenos y otros los malos. Pero no es que yo trate de inclinar la balanza hacia el otro lado, no soy tan ingenuo; ahí está por ejemplo Meridiano de sangre, que nos habla de la crueldad de la época. Pero sí, creo que hoy mismo hay felices salvajes que ven la llegada de nuestra llamada civilización como una plaga. Y a nuestro alrededor, historias personales de superación las hay a cientos, a millares, todos los días.

_8.- En Cuentos crudos, Diario en un campo de barro, Como la piel del

caimán y en tantos otros libros, los problemas del mundo actual –la guerra, los refugiados, la drogas, el racismo- son una constante. ¿De qué manera y en qué medida lo que acontece a tu alrededor afecta a tu escritura?_

¿Cómo no me va a afectar vivir en el mundo en que vivimos? Como muchos humanos de este planeta, a veces siento rabia y asco al escuchar ciertas noticias, y creo que escribir sobre ciertos temas es una forma de sublimar y canalizar mi ira. Por otro lado, creo que los medios de comunicación dan voz a personas deleznables que todos podríamos citar, mientras que otras, héroes anónimos que en ocasiones he tenido el privilegio de conocer, pasan desapercibidas. Me atraen, y en ocasiones me atrapan y obsesionan. Me complace hacerlas visibles. Si no escribiera sobre esos temas haría violencia sobre mí mismo, así que no puedo ni quiero evitarlo.

_9.- Tu interés y compromiso con el Sáhara ha quedado plasmado en tus

libros y en iniciativas que van más allá de las palabras. ¿En qué consiste, en tu opinión, el compromiso del escritor con la sociedad en la que vive?_

La literatura, como el arte en general, nunca ha sido neutral. Basta con ver el tipo de libros infantiles y juveniles que se pueden publicar hoy en el mundo anglosajón, o la bazofia literaria o cinematográfica que se impulsa desde ciertos ámbitos. Desde hace décadas hay intención de borrar del mapa a pensadores o filósofos que puedan criticar el sistema, y se ha logrado con una eficacia devastadora, a la vista está. No es casual que hoy la hipercomunicación conviva con el micropensamiento. El escritor, como un ciudadano más, puede aceptar el mundo en que vive o criticarlo, someterse o rebelarse, resignarse o intentar cambiarlo al menos en una ínfima porción. Cada uno elige. Tú mencionas el tema del Sáhara, un asunto tan sangrante que no puedo por menos que aprovechar cualquier ocasión para denunciar esa situación injusta mantenida durante treinta y cinco años. Pero, claro, es preferible no hablar de esos asuntos por mor de lo políticamente correcto, la pureza literaria y ese prurito de a los jóvenes hay que preservarlos de ciertas ideas, cuando la ideología nos envuelve a todos desde la cuna hasta la tumba. Es preferible que consuman a que piensen.

_10.- Mujer mirando al mar, premio Gran Angular 2010, es una historia de

amor que nos lleva a los tiempos de la Guerra Civil y a las heridas que dejó abiertas la dictadura. ¿Qué queda por hacer en lo que se refiere a la memoria histórica y a la necesidad de esclarecer el pasado?_

En mi opinión, queda casi todo por hacer. Parece mentira que después de siete décadas, cuando ya ni se piden responsabilidades penales, parte de la sociedad siga resistiéndose a dar una satisfacción a las víctimas de aquella locura, de tantos crímenes. De ambos bandos, en principio y por supuesto, pero sobre todo de quienes extendieron durante lustros la venganza, el odio y el rencor.

_11.- Tu trayectoria como escritor que se dirige a niños y jóvenes es ya

larga. ¿Qué valoración haces de la actual literatura infantil y juvenil en nuestro país? ¿Qué diferencias observas con la que se hacía en tus comienzos?_

No tengo la sensación de que diez o doce años sean muchos; hay quien dice que la plenitud profesional se alcanza tras veinticinco años de trabajo, y me sentiré afortunado si tengo la oportunidad de comprobarlo. Creo que aquí hay magníficos escritores e ilustradores y que muchos libros pueden competir con orgullo con los que se editan en otros países. Eso no quiere decir que todo lo que se publique sea bueno, ni mucho menos, pero ni en mejor ni peor medida que como ocurre con la literatura llamada adulta. No tengo perspectiva para hacer una valoración de este período, pero me alegra que cada vez haya más editores y editoriales que publiquen libros valientes tanto en el contenido como en la forma.

_12.- Escritores considerados de adultos –Vargas Llosa, Marías o Pérez

Reverte, por citar algunos- escriben para niños. ¿Cuál es tu opinión al respecto?_

¿Por qué no iban a poder hacerlo? ¿Y por qué se considera eso una noticia? En principio, cualquier escritor de adultos podría escribir para niños y jóvenes, y al revés. El acto de escribir es el mismo y solo varía el destinatario, y en ese sentido merecen el mismo respeto tanto el adulto como el niño. Cosa distinta es que se crea que al escribir para jóvenes haya que impostar la voz, o que los niños deban conformarse con historias bobas y sin contenido. Esto parte de la ignorancia y del desprecio hacia el mundo de niños y jóvenes, una de cuyas consecuencias es la invisibilidad de la LIJ. También es otro asunto el que tras esa supuesta noticia, que un autor muy famoso escriba un libro para niños, haya un mero propósito comercial. Si me preguntas por esos libros en particular, los he leído y prefiero reservarme la opinión.

_13.- Con frecuencia visitas centros escolares y mantienes encuentros con

tus lectores. ¿Qué balance haces de estos encuentros?_

Conservo muy gratos recuerdos de mi trabajo como profesor, así que supongo que los encuentros son una forma de paliar esa pérdida y de compensar la soledad de la escritura. Al cabo de este tiempo me alegra ver que hay muchos y muy buenos lectores, y magníficos docentes que contagian su pasión por la lectura. También me agrada comprobar que los adolescentes no responden al cliché que suele aparecer en series o películas. En conjunto, son más críticos, generosos y cultos que la generación que les precedió, y es una verdadera tragedia que la sociedad actual les dé tan pocas esperanzas de futuro. De eso somos culpables exclusivamente los adultos, y lo pagaremos caro.

_14.- ¿En qué trabajas en estos momentos? ¿Qué proyectos tienes para el

futuro próximo?_

En este momento corrijo pruebas de un libro que aparecerá en breve, El sueño de Lu Shzu. Reviso otro que saldrá el año próximo, Tras el cristal. Trabajo con un par de ilustradores en otros tantos álbumes, completo una colección de cuentos y tengo algunas historias abiertas. Espero la respuesta de algún editor respecto de otra novela ya escrita, de adultos. Y, claro, quiero seguir leyendo, viviendo y, en cierta medida, peleando.


SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

Los poemas de la arena. Algaida. Madrid, 2000.

Bruno y la casa del espejo. Alfaguara. Madrid, 2001.

La selva de los números. Alfaguara. Madrid, 2002.

Diario en un campo de barro. Edelvives. Zaragoza, 2002.

Gente rara. Edelvives. Zaragoza, 2003.

El cazador de estrellas. Edelvives. Zaragoza, 2003.

La hijas de Tuga. Alfaguara, Madrid, 2003.

La isla de Nuncameolvides. Edelvives. Zaragoza, 2004.

  1. SM. Madrid, 2005.

Zigurat. SM. Madrid, 2005.

Como la piel del caimán. SM. Madrid, 2005.

Los zorros del norte. Edelvives. Zaragoza, 2005.

Ojo de Nube. SM. Madrid, 2006.

7 cuentos crudos. SM. Madrid, 2007.

Mujer mirando al mar. SM. Madrid, 2010.

El hermano secreto de Caperucita Erre. Edelvives. Zaragoza, 2010.

El perro que buscaba estrellas. Edelvives. Zaragoza, 2011.


BIOGRAFÍA

Siempre hay un antes. Ahora, escribo. Llevo unos doce años dedicado a ello, tratando de publicar tanto en literatura infantil y juvenil como en adultos, si es que tal división existe. Antes de eso, dediqué otros tres a probar qué significaba eso de escribir un cuento, una novela o un poema, simultaneando esta escritura iniciática con la docencia. Antes de esos balbuceos literarios, dediqué muchos años a dar clases y a cultivar placeres que sigo manteniendo: leer todo lo que puedo, escuchar música, disfrutar de una buena película, viajar, cuidar de mis amigos. Antes de eso, estudié e hice lo que todo el mundo por aquellos tiempos: descubrir el mundo, discernir entre la realidad y la ficción, desmitificar personas y personajes que engrandecí de niño. Antes de eso, viví en el territorio de los juegos y de los primeros descubrimientos literarios, al ritmo que aprendía a leer. Antes de eso debí crecer y aprender que uno debe levantarse si tropieza y cae, y que de poco sirve llorar. Antes de eso, nací. Mis padres me dieron el nombre que tengo porque vine al mundo un 7 de febrero, san Ricardo. No fue por falta de imaginación. Es que no me esperaban. De alguna manera, el mío fue un comienzo literario. Después vino todo lo demás.