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Algunos de mis cuentos están recogidos en libros como Tras el cristal o Cuentos crudos. Otros han sido publicados en diferentes momentos y están ya libres de derechos. Los ofrezco ahora juntos, y completos (a petición de algunos lectores). Añado, por aquello del reconocimiento por los premios, y no sin recato, algunos poemas:

> ‘Los poemas de la arena’

> ‘Algo es algo’

> ‘La última foto de Robert Capa’

> ‘Las garzas del lago de Luan Hao’

> ‘No lo entiendo’

> ‘La última lección’

> ‘Ruleta rusa’

> ‘Mujer mirando al mar (el relato)’

> ‘Los nombres de las cosas (poema)’

> ‘Hace tiempo (poema)’

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"A estas alturas debes haberlo adivinado: vengo de otro planeta. Pero nunca te diré llévame ante tus dirigentes. Ni siquiera yo, poco acostumbrada como estoy a vuestras maneras, cometería tal error. Nosotros también tenemos seres así entre nosotros, hechos de engranajes, trozos de papel, discos pequeños de metal brillante, retazos de telas de colores. No necesito conocer a ninguno más.

En cambio te diré: Llévame ante tus desayunos, tus puestas de sol, tus malos sueños, tus zapatos, tus sustantivos. Llévame ante tus dedos; ante tus muertes. Esos sí valen la pena. Eso es lo que vine buscando.”

Margaret Atwood: “Aterrizaje”


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“Cerró la puerta y se adentró en la semioscuridad diciendo hola en voz alta. No había nadie. Se detuvo frente al remate historiado del pasamanos y dirigió la vista hacia lo alto de una escalera fría y oscura. Aguzó la oreja. Un gangueo. Alguien escupió. Volvió por el pasillo y abrió la puerta. A una sala de estar llena de piltrafas humanas. Parecía la incubación de un levantamiento geriátrico, aquella congregación de damnificados en sillas maltrechas alrededor de una estufa de hierro barnizado, viejos de aspecto anónimo arrimados al calor de una sala desnuda, cabeceando y murmurando y gargajeando salivazos mezclados con polvo y sangre que al chocar con el hierro candente chisporrotaban y despedían un color nauseabundo….”

Cormac McCarthy: “Sutree”


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“El arte es siempre el arte del detalle. Bach no solo es el todo que te conmueve y te llega hasta la médula, sino también la estructura minuciosa de los minúsculos elementos que componen una fuga…”

Sándor Márai: “La hermana”


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“La tierra bajo sus botas era como un viejo colchón chirriante y elástico: encima una capa de hojas ligeras, frágiles, diferentes entre sí también en la muerte; y, debajo, otra de hojas disecadas, viejas, de hace años, que se habían macerado y que constituían una unica masa marrón: polvo de la vida que un día había brotado en capullos, susurrado en el viento de una tormenta, brillado al sol después de una lluvia.”

Vasili Grossman: “Vida y destino”


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“Las bibliotecas de los críticos suelen ser estupendas, primero por la inmensa cantidad de libros (no los compran, se los mandan de regalo las editoriales, con dedicatorias lambonas de los autores, que intentan pagar con halagos y por anticipado una reseña favorable), y segundo porque la mayoría de ellos permanecen intonsos, como nuevos, no teniendo el crítico de tiempo ni ganas de leer los libros que reseña. En Angosta se sabía que el lema de Afamador era el siguiente: Reseño los libros antes de leerlos; así, cuando los leo, ya sé qué pensar de ellos.

Héctor Abad Faciolince: “Angosta”


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“Camino por el sendero ancho hacia la orilla del lago. El horizonte, que ya está gris, se funde con el agua gris del lago. A mi espalda se pone el sol entre rayos dorados y rojizos. Desde las acequias llega el primer canto del grillo. Es un mundo que conozco y quiero y no deseo dejar. Desde mi juventud he recorrido este sendero de noche sin sufrir daño alguno. ¿Cómo voy a creer que la noche esté llena de la huidizas sombras de los bárbaros? Si hubiera extraños por aquí, lo presentiría. Los bárbaros se han replegado con sus rebaños hacia los valles más profundos de las montañas, a esperar que los soldados se cansen y se vayan. Cuando eso ocurra, los bárbaros volverán a salir. Apacentarán sus ovejas y nos dejarán tranquilos, nosotros sembraremos nuestros campos y los dejaremos tranquilos, y en pocos años la frontera recobrará la paz.”

J.M. Coetzee: “Esperando a los bárbaros”


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“Mi padre no hablaba mucho, por eso me acuerdo de lo que decía. Y recuerdo que no tenía mucha paciencia para repetir las cosas dos veces, de modo que aprendí a escucharlas a la primera. Puede que de joven me apartara un poco de todo ello pero cuando volví a ese camino decidí no dejarlo nunca más y así ha sido. Yo creo que la verdad siempre es simple. Y lo es por fuerza. Tiene que ser bastante simple como para que la entienda un niño. De lo contrario sería demasiado tarde. Cuando la comprendieras ya sería tarde.”

Cormac McCarthy: “No es país para viejos”


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“No basta con lamentarnos, criticar al gobierno, a los capitalistas o a las multinacionales. Es necesario mucho más. En realidad, mucho más pero mucho más eficiente. Basta con resistir culturalmente como lectores. Militantes de la lectura. Resistentes de la cultura. Frente a la dictadura de la basura, hay que insistir en lo bueno, defender el derecho a leer literatura. Y empezar a hacerlo, individualmente pero de forma decidida y segura. Con vistas a la sociedad futura. Como quien sabe que así no se dejará dominar.”

Ana Mª Machado


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“Van pasando, pasan, pasan, deslizándose los años, por utilizar una desgarradora inflexión horaciana. Pasan los años, cariño, y con el tiempo nadie sabrá lo que tú y yo sabemos. Crece nuestro hijo; las rosas de Paestum, del neblinoso Paestum, han desaparecido; estúpidos mecanicistas manosean ciertas fuerzas de la naturaleza que algunos mansos matemáticos, para su propia y secreta sorpresa, parecen haber presentido; de modo que quizá haya llegado la hora de que examinemos algunas instantáneas antiguas, pinturas rupestres de trenes y aeroplanos, estratos de juguetes en el pesado armario.”

Vladimir Nabokov: “Habla, memoria”


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Si pudiera ser un indio, ahora mismo, y sobre un caballo a todo galope, con el cuerpo inclinado y suspendido en el aire, estremeciéndome sobre el suelo oscilante, hasta dejar las espuelas, pues no tenía espuelas, hasta tirar las riendas, pues no tenía riendas, y sólo viendo ante mí un paisaje como una pradera segada, ya sin el cuello y sin la cabeza del caballo.

Franz Kafka: “El deseo de ser un indio”


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“Uno se cruza a veces con gente que, en voz alta y fuerte, presume de haberse privado de tal o cual delicia durante veinticinco años. También conocemos a fantásticos idiotas que se alaban por el hecho de no haber escuchado jamás música, por no haber abierto nunca un libro o no haber ido nunca al cine. También están los que esperan suscitar admiración a causa de su absoluta castidad. Alguna vanidad tienen que sacar de todo eso: es la única alegría que tendrán en la vida. “

Amelie Nothomb: “Metafísica de los tubos”


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a quienes hemos vivido -digamos- entre 1980

y 2020 se nos preguntará: ¿pero qué hiciste

en aquellos años decisivos

cuando todavía era posible

evitar lo peor?

¿qué hiciste

y qué dejaste de hacer?”

Jorge Riechmann: “El común de los mortales”


Seleccionados por PALMA APARICIO:

“Entre tanto el tiempo corría, su latido silencioso mide cada vez más precipitado la vida, no podemos parar ni un instante, ni siquiera para una ojeada hacia atrás. “¡Párate! ¡Párate!”, quisiéramos gritar, pero comprendemos que es inútil. Todo huye, los hombres, las estaciones, las nubes; y de nada sirve agarrarse a las piedras, resistir en lo alto de un escollo; los dedos cansados se abren, los brazos se aflojan inertes, nos arrastra de nuevo el río, que parece lento pero jamás se para.”

Dino Buzzati: “El desierto de los tártaros”


“Qué extraños eran los entresijos de la memoria de la gente del pueblo: las cosas que se esforzaban por recordar huían a veces y se ocultaban bajo el manto del olvido.Y precisamente lo que decidían que había que olvidar flotaba desde el fondo del olvido como si pretendiera angustiarlos. A veces recordaban con todo lujo de detalles lo que casi no había existido. O se acordaban de lo que ya no existía, reviviéndolo con dolor y añoranza, pero por vergüenza o pesar decidían que solo había sido un sueño. Nada más que un momentáneo exceso de la imaginación.”

Amos Oz: “De repente en lo profundo del bosque”


Seleccionados por LETICIA SECALL:

“Ante las agresiones del mundo, el cuerpo se protege. Un bacilo activa sus defensas; un chaparrón eriza el vello en brazos, nuca y piernas; un alimento envenenado afloja los esfínteres. Pero ¿y el horror? ¿Cómo reacciona el cuerpo de un hombre ante la presencia del horror? Grita, sí. Y hace que el corazón bombee más sangre, sí. O, por el contrario, paraliza sus músculos para no ser agredido. El espectro de respuestas que el horror genera en el cuerpo es amplísimo. El cuerpo sorprende entonces por su plasticidad. Hay cuerpos que se atenazan y cuerpos que se liberan; hay cuerpos que se arrastran y cuerpos que se elevan; hay cuerpos que interrogan y cuerpos que responden. ¿Pero puede un cuerpo dimitir de la realidad? ¿Puede un cuerpo, ante la agresión del mundo, ante la fealdad del mundo, sustraerse a sus funciones, negarse a seguir siendo cuerpo, suspender sus razones, abdicar de ser lo que es; esto es, abdicar de ser sensible? ¿Puede un cuerpo decir: “Basta, no quiero ir más allá, esto es demasiado para mí”? ¿Puede un cuerpo olvidarse de sí mismo?

El 2 de enero de 1941, en la aldea de Mieux, en la Bretaña francesa, no muy lejos del mar, a la vista de noventa y un civiles ardiendo en el holocausto de una iglesia de piedra, un cuerpo respondió a todas esas preguntas con un rotundo “sí”.

Aquel día, un hombre llamado Kart Crüwell perdió la sensibilidad.”

Ricardo Menéndez Salmón: “La ofensa”

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“Pérdidas.

El pasado es una colección de silencios, pero hay partículas calladas, irrecuperables provincias de mutismo, albas y crepúsculos que quedaron ocultos, más allá de ese horizonte tan poco hospitalario; tallos que nunca más se expandirán en rosas, oscuras golondrinas que se aclararán en un que otro vuelo.

Lo perdido tuvo color pero ahora es incoloro. Los latidos del gastado corazón invaden nuestra noche, pero el insomnio actual tiene otra partitura. Lo perdido es también un par o dos de labios que probaron el sabor de los míos, y que ahora tan solo puedo besar en mi memoria.

Lo perdido es la luna redonda que yo hacía ovalada en mi retina y el firmamento con estrellas que ahora es apenas cielo raso azul.

Todo se va borrando, todo pasa a ser sombra y vacío. Y el obligado acabóse no nos ayuda a hallarlo.”

Mario Benedetti: “Vivir adrede”


Seleccionados por VILMA GÓMEZ (Bogotá):

“Hombres que se escondían para pensar y que veneraban las estrellas me enseñaron que el uno es el ser y la unidad, que el dos es la generación y el encuentro, que el tres es la complejidad y la dispersión, que el cuatro es el equilibrio y la perpetuación, que el cinco es la ramificación y la estrella, el seis la simetría y el secreto de la conservación, el siete la disonancia y el principio de la virtud, el ocho la infinitud y el arte de la repetición, el nueve la armonía por la cual todo está en cada parte, y el cero la desmesura y el secreto del vacío del mundo.”

‘El país de la Canela’ de William Ospina

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“Todo comenzó cuando la muerte, desobedeciendo el mandato de no engendrar jamás otros seres, hizo una criatura de su propia sustancia. Y fue su hijo y lo amó.

Dijo Nakín del Clan de los Búhos: Estos son los hechos que ahora narraré, en lenguas humanas, detalladamente. Y dinos Nakín ¿otras lenguas narraron estos hechos? Otras lenguas y todas, nos responde.

La guerra del Odio Eterno ocupó el mundo entero, la morada de todas las criaturas.

En lengua de las montañas se narraron estos hechos; lengua que imaginamos lenta, casi sin pasado.

El agua narró en su lengua, que imaginamos cambiante; con un carácter si es mar, y otro si es llovizna o catarata.”

‘En Los días del Fuego’ de Liliana Bodoc