Como no tengo ni idea de dibujar, me encanta ver cómo trabajan los ilustradores. A veces ha ocurrido que alguno de ellos me ha enviado un dibujo suelto, antes de acabar su trabajo, pero en el caso del Amadís he podido ver cómo Emma iba trabajando poco a poco en los bocetos hasta llegar al resultado final.

No sé si existe alguna norma para trasladar un guión a un ilustrador de cómic. Yo me las apañé como pude, pero el caso es que tanto como Emma Ríos como con David Rubín, la cosa funcionó desde el principio. Yo les iba enviando la minuta de ilustración con el texto y los diálogos correspondientes y ellos se las apañaban para interpretarme e ir más allá, dibujando ambientes y detalles que no estaban en el guión. Era algo así como “cocinar a medias”: yo ponía los ingredientes básicos y ellos agitaban, especiaban, aportaban el toque mágico y el calor y… ¡Flops!, las ilustraciones iban apareciendo.

Sospecho que el trabajo del dibujante de cómics es de una paciencia admirable. En el caso de Emma, ya que hablamos del Amadís, este trabajo duró varios meses: los primeros bocetos de los personajes, el reparto de viñetas en las páginas, los bocadillos, las tintas, el color… para acabar con las guardas y la cubierta. Cada cierto tiempo me enviaba las páginas por correo electrónico y me permitía estar al tanto del proceso. Fue una gozada ver cómo poco a poco se componía el libro.

Para mostrar este trabajo de cocina, he aquí el guión de la página introductoria:

Y el de un fragmento de las siguientes páginas, con los dibujos y detalles correspondientes:

Esto es lo que Emma conseguía al final (quiero decir, después de ese largo proceso…)

Claro que, antes, había que pasar por aquí:

Total, que un gustazo ir viéndolo…